sábado, 2 de junio de 2012

Un año para la filosofía.

Todos necesitamos un poquito de filosofía en nuestras vidas, ¿no?

Clases amenas. Clases locas. Clases divertidas. Clases deseando que fueran interminables con Nietzsche, Platón y un tal Aristóteles. ¿De verdad nos acordaremos de ellos cuando estemos en esos momentos de relax, tranquilos, con una Coca Cola en la mano en esos deseosos días de verano? Creo que sí, y en cierta parte es debido a Enrique P. Mesa.

Comenzamos un día de Septiembre, reunidos todos entre cuatro paredes frente a una pizarra. El verano se había ido y comenzaban los días de instituto. Me imaginé las clases de filosofía como algo aburrido, extraño y complicado de entender, ya que entonces, mi mente adolescente, solo pensaba en autores y definiciones que, desde otros cursos, eran como vocablos japoneses. Hoy puedo decir que no. Las clases de filosofía de este año no han sido ni mucho menos una pérdida de tiempo. Sus clases comienzan con normalidad y cada vez que avanza la hora, podemos estar tranquilos, ya que no es la típica clase tostón de la que tienes que estar atento y dejar al lado tus pensamientos del, como diría Enrique, botellón, para poder entender lo que dice el profesor.

Es increíble cómo un profesor puede hacer su asignatura tan atractiva a la par que interesante en una hora. Será que no se ciñe al temario como muchos otros profesores, si no que, entre autor y autor, verdad absoluta, fundamento último y demás cosas filosóficas, hace alguna referencia, siempre pedagógica e interesante, llevándola desde el respeto.




Con él aprendes más que filosofía. Aprendes modales, decir siempre lo correcto, -no pintar en las mesas-, a estar amenazado por el "cuadrado de la muerte"... Sin duda es uno de los mejores profesores que he llegado a tener en mi vida, uno de los que te enseñan las cosas como realmente son y no como quieres que sean. Alguien que se preocupa de ti cuando retiran las tutorías y organiza reuniones después de las clases. -¡Es capaz de aplazar su comida media hora más tarde por quedarse a explicarnos nuestro futuro!-.


Espero volver a encontrarme un día, otra vez, en sus clases. Esas clases amenas y divertidas que echaré de menos durante el verano. Gracias P. Mesa por enseñar a una clase de adolescentes chillones, una gran filosofía.


Espero algún día volver a escuchar a modo de saludo: "Queridos niños, queridas niñas y público en general, nos hemos reunido aquí para aprender algo nuevo, ya sabéis cual es nuestro lema: algo aprenderéis a poco que escuchéis aunque solo sea para perder el tiempo con la dignidad con la que yo lo pierdo."


Un año increíble para la filosofía.

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